Expertos en medicina estudian los determinantes sociales, demográficos y económicos que afecta a la salud de las personas

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  •  Los determinantes sociales  influyen en cómo y en cuánto viven y en la forma en que mueren las personas
  • Existe variabilidad en los tiempos de demora y espera, en las estrategias diagnósticas y terapéuticas según el género, en perjuicio de la mujer 
  • La pobreza, el desempleo y la exclusión social son factores de riesgo para la salud tan relevantes como los que se suelen considerar: tabaco, obesidad, sedentarismo 
  • En los hospitales se puede y debe incorporar la dimensión de equidad en los indicadores de gestión, reflejando y monitorizando acceso y utilización por grupos socioeconómicos de pacientes

La Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI) ha abordado la situación de los determinantes sociales y la desigualdad en Salud desde los condicionantes sociodemográficos, de género y económicos en el marco de su XXXIII Congreso que ha reunido a expertos en Córdoba entre los días 8 y 10 de junio.

Según expuso el Dr. Alberto Ruiz Cantero, del Hospital de la Serranía de Ronda (Málaga), “ni se vive, ni se enferma ni se muere igual en el mundo, en un país, en una región, en una ciudad o en distintos barrios, porque depende de donde se nazca y viva”. Por tanto, los determinantes sociales influyen en cómo y cuánto viven y en la forma en que mueren las personas.

Tal y como explicó, en España existe una respuesta variable a las desigualdades en salud respecto a otros grupos de países de la Unión Europea. “Existe una importante brecha entre el índice de Desarrollo Humano y el mismo ajustado a la desigualdad (salud, educación e ingresos), lo que indica la pérdida de desarrollo humano debida a la desigualdad. Así, las personas en riesgo de pobreza o exclusión social en España está por encima de la media europea, en torno al 27.5% de la población”.

Para este experto los Gobiernos deben aumentar el gasto en el entorno y estilos de vida de las personas, como apareció en el Informe Lalonde de 1974. Los determinantes socioeconómicos (como el aumento de la densidad de población, la corrupción, el desempleo, el descenso del IDH, el % del PIB en salud y educación o la felicidad) se han identificado como predictores significativos de la autopercepción de salud. Y esta es un buen predictor de mortalidad que se empobrece con el aumento de la edad, bajos ingresos, IMC y la pluripatología, resultando ser una herramienta valiosa en la evaluación y planificación de la atención a todos los pacientes, por lo que debería incluirse en la historia clínica.

Por su parte, la Dra. Mª Teresa Ruiz Cantero, de la Universidad de Alicante, comentó que el género es un claro determinante en el eje de las desigualdades en salud. Así, dijo que los estudios clínicos presentan un sesgo de género y que falta información sobre la variabilidad de la práctica en función del sexo. “Muchos estudios biomédicos como los ensayos clínicos utilizan a los hombres como prototipos poblacionales e inferido los resultados a las mujeres. Esta tendencia parte de la presunción errónea de igualdad entre mujeres y hombres”, señala. En este ámbito, existe variabilidad en los tiempos de demora y espera, en las estrategias diagnósticas y terapéuticas según el género, en perjuicio de la mujer, añadió.

La Dra. Beatriz González López Valcárcel, de la Universidad de Las Palmas, abordó la desigualdad económica como causa y efecto de las desigualdades en salud. Según apuntó la pobreza, el desempleo y la exclusión social son factores de riesgo para la salud tan relevantes como los que se suelen considerar: tabaco, obesidad, sedentarismo.

Las desigualdades sociales en salud se presentan incluso en los países con sistemas públicos de salud universales, por tanto, el tener un sistema de salud con financiación pública y cobertura universal puede ser una condición necesaria, pero no es condición suficiente, afirmó.

En España –añadió- las diferencias socioeconómicas en salud (también en educación y ocupación) persisten entre generaciones: el “ascensor social” funciona mal, y la crisis económica influyó más en la salud de la población por la vía de los determinantes sociales de la salud que por los recortes de los recursos y presupuestos sanitarios. También, en España ha habido un empeoramiento de la desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza desde que se inició la crisis económica. En Andalucía, la evolución ha sido incluso peor, según el informe FOESSA 2016. Por otra parte, los impuestos recaudados son cada vez mas regresivos, con el peso mayor en el IVA y otros impuestos indirectos; entre los directos el de los beneficios de las sociedades se ha reducido enormemente desde antes de la crisis.

En este sentido, expuso que la sanidad está asumiendo un papel que tradicionalmente no tenía de redistribución de renta. Así, la desigualdad económica de los españoles, de las más altas de Europa, se atenúa cuando se consideran las prestaciones sanitarias en especie que reciben los pacientes gratuitamente.

Finalmente, los expertos concluyeron que la Salud en todas las Políticas, es decir, las intervenciones intersectoriales, serán decisivas para la buena evolución de la salud poblacional. En los hospitales se puede y debe incorporar la dimensión de equidad en los indicadores de gestión, reflejando y monitorizando acceso y utilización por grupos socioeconómicos de pacientes.

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