- Nativel Preciado: “Tuve que aprender a escribir entre líneas para que no me censurasen”.
Fundación Cañada Blanch y Casa Mediterráneo continúan el año cultural con un encuentro con la escritora Nativel Preciado en la sede de la fundación. La periodista charló con el público asistente sobre su trayectoria profesional y algunas vivencias en épocas clave de la historia de España.
Nativel Preciado ha ejercido como cronista parlamentaria y ha sido una de las pocas mujeres presentes en el 23F. De niña soñaba con ser Pinito del Oro, fascinada por su historia deseaba unirse al circo. Pero sobre todo, Preciado se siente una mujer privilegiada: “soy una privilegiada histórica, he vivido muchas experiencias y he tenido la suerte de ir por ejemplo a un colegio laico durante el Franquismo”.
La escritora realiza un repaso por su historia personal, recordando que en su época universitaria era un poco radical. “Hoy día soy social-demócrata. Trato de ser moderada y equilibrada. Y me llena de ‘orgullo y satisfacción’ una frase que Ángel Gabilondo ha dicho hoy: ‘para ser moderado tienes que ser valiente’.
Aunque su vida personal la ha contado en el libro ‘Hagamos memoria’, la escritora no dudó en comentar anécdotas sobre sus inicios y cómo ya de muy joven quería ser escritora. “Soy glamófona, así que cuando quería ser escritora descubrí que la manera más sencilla era ejerciendo el periodismo, por lo que decidí dedicarme a ello. Aunque también estudié ciencias políticas. Frecuentaba los cafés de la época como Café Gijón y acabé en Diario de Madrid. Allí aprendí a escribir entre líneas”.
Preciado relata cómo se podía superar la censura en una época en la que se ejercía de forma “desgarbada”. “Se escribía sobre problemas laborales, lo que hacía Francisco Camacho…pero sabíamos que no lo podíamos publicar a causa de la censura. Lo que hacíamos era contárselo a los corresponsales de Le Monde Diplomatique o el New York Times y luego publicarlo nosotros”. Nativel Preciado recuerda con cariño que fue “una buena escuela”.
Sobre estos inicios sorprende que justamente sus primeros libros fueran una biografía sobre boxeadores. La escritora no dudó en contar cómo había terminado escribiéndolas: “Los de arriba nos tenían algo de manía a los jóvenes y me enviaban a distintas secciones cada poco. En deportes mi jefe me preguntó cuál era el deporte que menos me gustaba y dije el boxeo. Por lo que fui a combates y me hice amiga de grandes boxeadores de la época. Me hice una experta e hice las biografías de Cassius Clay y de Legrá”.
Preciado comenta en más de una ocasión que se siente una privilegiada por poder ejercer el periodismo en la época que lo ha hecho: “Tuve mucha suerte. No viví una guerra. He conocido lo que es una dictadura. Sé lo que es valorar la libertad que no es solamente tener derechos políticos, sino reunirte con quien quieres, ir a conciertos y hablar de lo que te apetece. La gente no sabe el valor que tiene la democracia. La transición fue un camino lleno de dificultades, quienes la critican creen que fue muy fácil, pero no. Todos los días había que negociar y calmar los ánimos, pero había muertos y montones de obstáculos. Me siento una privilegiada. No sé si se me acabará ahora pero que me quiten lo bailao”.
Sobre el nuevo periodismo, Preciado opina que no le gusta hablar en términos generales porque “en todas las profesiones hay minorías. Las cosas ahora están muy mal pero hay jóvenes que lo están haciendo muy bien en pequeñas ciudades, jugándose el puesto para contar los problemas de corrupción que están aconteciendo allí, un robo, un problema en un hospital… Esa gente se merece todo el respeto del mundo porque se la juegan. Sigo encontrando gente valiosa”.
Sin embargo, afirma con rotundidad que la época actual se ha desmadrado, “donde el que más habla es el que más chilla e insulta. En las tertulias es un espectáculo”.
Uno de los puntos más candentes de la tarde fue el momento que la periodista narró los acontecimientos que vivió en primera persona durante el 23F: En esa época había muy pocos periodistas. No había esa selva de micrófonos que empujan. El día del 23F ya había soñado que algo así sucedía. Estaba en tribuna y entró Tejero y el resto de la comitiva, pensé que si iba al despacho de Gómez Llorente, podría tirarme del primer piso y escapar. Listos como yo eran los escoltas de los diputados, quienes tuvieron la misma idea. Pero no era viable aquella estrategia”.
La periodista pone los pelos de punta al público relatando aquella experiencia: “estaba allí tirada en el suelo con Muñecas apuntando con el rifle. Pero ese día no hubo ningún tiro. Empecé a pensar y dije que me encontraba muy mal, alguien dijo que estaba embarazada y me dijo que me sentase al lado de una alfombra enroscada. Comenté que necesitaba ir al baño. El golpe fue tan chapuza que no sabían dónde estaba nada. Pasé por el hemiciclo, y en el despacho estaba Tejero con Suárez. Tuve el privilegio de vivir un poquito más que los demás esa conversación. Y después de todo el periplo conseguí salir gracias a un general golpista”.
Unido a la experiencia del 23F, el público le pregunta por su experiencia con Adolfo Suárez, al cual tuvo el privilegio de entrevistar. “Fui muy crítica con él. Un tipo con camisa azul era imposible que fuese demócrata. Con el tiempo lo entrevisté y lo valoré. Creo que fue muy consciente del ejercicio del poder y eso lo hizo mejor porque creo que a partir de esa experiencia fue capaz de darse cuenta de que para lo que lo habían elegido le superaba y decidió dimitir a pesar de estar solo, los problemas con su partido y de salud que tenía.
Preciado considera que su dimisión “fue un acto de generosidad para evitar un golpe y que los militares lograsen llevar a cabo un gobierno de concentración. En su ejercicio de poder fue consciente de que la democracia merecía la pena. Es algo que valoro. Al final los políticos tienen que ser los instrumentos para conseguir los objetivos del pueblo. Y Suárez consiguió muchas cosas en poco tiempo, contra todo viento y desamparo. Valoré al personaje mucho después”.
Cambiando de tercio pero continuando con la política el público le preguntó sobre los debates televisivos. En cuanto a los debates comentó que no hay un escenario preparado. Ellos conocen los temas pero no las preguntas. Son debates acalorados en los que después algunos tertulianos se marchan a cenar juntos. “Nada que ver con los debates políticos de los jóvenes líderes, se odian y creo que estamos envenenados. Hemos luchado por una democracia imperfecta, porque lo es. Pero esta época da mucho miedo porque hay una sensación extendida de que los jóvenes no soportan ni confían en la política. Desde Felipe González creo que estamos viviendo uno de los momentos más delicados. Me pregunto si no será posible ponerse más de acuerdo, más allá de la búsqueda de apoyos. Los jóvenes líderes de los partidos solo piensan que van a ser el próximo presidente del gobierno”.
Para finalizar el encuentro la periodista habló sobre la prensa escrita: Creo que el papel no tiene mucho futuro. Los periódicos tal como los concebimos no tienen mucho sentido. Todo es muy vertiginoso como los periódicos online. Pero tampoco creo que sea el envoltorio de la próxima década”.
Nativel Preciado contó una anécdota sobre uno de sus momentos en televisión. “No se puede ser natural en una entrevista con Pedro Piqueras. En ese momento tenía que hacer un comentario en menos de un minutos porque si no te cortan, mirar a la cámara y pensar en si leer o no leer. Se me cayó el micrófono y Pedro me dijo que fuese natural: con un foco, repintada y la cámara delante”.
“A mí me gusta escribir porque me hago responsable de lo que escribo pero me encanta la radio y creo que es el medio con más futuro. Es muy directo y natural porque se ha de prestar atención a la palabra”.
Con todas las anécdotas y vivencias de Nativel Preciado, Casa Mediterráneo y Fundación Cañada Blanch cerraron una tarde de #EscritoresdelMediterráneo que continuará con una nueva actividad el próximo 21 de marzo con un encuentro con Carmen Posadas.