(Madrid).- Entre el 8 y el 15% de los pacientes con cáncer colorrectal metastásico presentan una mutación BRAF. En el caso del melanoma cutáneo, aproximadamente la mitad de los pacientes. Hasta ahora, el pronóstico de la mayoría de estos pacientes era peor y, sus opciones de tratamiento, más limitadas. Sin embargo, la llegada de una nueva generación de inhibidores de BRAF ha cambiado el paradigma y los primeros resultados de los estudios apuntan a una mejora de la supervivencia. Así se ha puesto de manifiesto en la Sesión “La importancia de la mutación BRAF”, organizada por Pierre Fabre en el marco del Simposio Revisiones en Cáncer, organizado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en Madrid.
En la sesión, se analizó la importancia de los biomarcadores en oncología y, en concreto, se estudió el nuevo escenario tras la llegada de la nueva generación de tratamientos para tumores metastásicos BRAF+. En el caso el cáncer colorrectal, la irrupción de los inhibidores de BRAF es especialmente significativa, dado que se trata de uno de los tumores más prevalentes. De acuerdo con el informe ‘Las cifras del cáncer en España 2020’, elaborado por SEOM, el cáncer colorrectal es el tumor digestivo más frecuente, con más de 44.000 nuevos casos al año, y el tercer tipo de cáncer más prevalente en la población española, después del de mama y el de próstata. Se estima que más de 105.000 personas viven en España con este tipo de cáncer.
La Dra. Reyes Ferreiro, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, explica que, de entre los pacientes con cáncer colorrectal metastásico con mutación de BRAF, la más frecuente es la mutación V600E. “Esta mutación confiere un curso de la enfermedad más rápido y agresivo, con un impacto negativo en la supervivencia de los pacientes”. La Dra. Ferreiro apunta que “es más frecuente encontrarla en mujeres y pacientes de edad avanzada, con localización tumoral en el colon derecho”. Además de peor pronóstico, “para estos pacientes no existe un estándar de tratamiento efectivo con resultados duraderos”, explica la Dra. Ferreiro. Por ello, “la irrupción de inhibidores de BRAF de nueva generación en combinación con otros fármacos como los inhibidores antiEGFR acompañados o no de los inhibidores de MEK, suponen un nuevo escenario terapéutico”.
Resultados “prometedores” en melanoma
En el caso del melanoma cutáneo, el cáncer de piel más agresivo, se estima que el año 2020 concluirá con 6.179 nuevos casos de melanoma en nuestro país, la mayoría, en mujeres. La Dra. María Quindós, del Servicio de Oncología Médica del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, señala que “entre el 40 y el 60% de los pacientes con melanoma cutáneo presentan una mutación activadora en el gen BRAF. En España, aproximadamente, la mitad de los pacientes con melanoma avanzado presentan la mutación BRAF V600”. Estas mutaciones “son más frecuentes en melanomas que se desarrollan en la piel expuesta al sol de forma intermitente, pero sin daño solar crónico”, explica la Dra. Quindós.
Para tratar a estos pacientes, “las investigaciones se están encaminando a combinar la terapia dirigida, con inhibidores BRAF e inhibidores MEK, y la inmunoterapia, para obtener la alta probabilidad de respuesta de la terapia dirigida y el potencial efecto duradero de la misma con la inmunoterapia”, explica la oncóloga. Los resultados preliminares, indica, “son prometedores, con alto porcentaje de respuestas completas y una prometedora eficacia en pacientes con peor pronóstico”.
Desde el pasado mes de septiembre, en España está disponible una nueva combinación de inhibidores BRAF e inhibidores MEK (encorafenib+binimetinib), que ofrece una mejora significativa en la supervivencia y tiene un buen perfil de tolerabilidad. De hecho, la aprobación por parte de la Comisión Europea, en 2018, se basó en la recomendación positiva del Comité de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Europea del Medicamento, a su vez, basada en los resultados del estudio de Fase 3 COLUMBUS. Este estudio demostró que la combinación mejoraba de forma significativa la mediana de supervivencia libre de progresión.