(Madrid).- Todos los años se celebra en el mes de abril una semana dedicada a la inmunización. En este momento, en el que desde hace más de un año la actividad sanitaria, educativa, social y económica ha estado marcada en todo el mundo por la pandemia COVID-19, la esperanza para iniciar el camino de la recuperación reside en la disponibilidad de vacunas seguras y eficaces. Por este motivo, el Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa de AEPap, junto con otras instituciones sanitarias y sociedades científicas, quiere invitar a la reflexión sobre la importancia de las vacunas, la necesidad de revisar la disminución de su cobertura durante la pandemia y la necesidad de investigar sobre la vacunación en niños frente al SARS-CoV-2.
1.Significado de las vacunas
Las enfermedades infecciosas han sido una de las causas más importantes de mortalidad en la historia de la Humanidad. El acceso a agua potable, el uso de antibióticos y el descubrimiento y administración de vacunas frente a las enfermedades inmunoprevenibles han hecho posible, en gran manera, el control de las infecciones.
La eficacia de las vacunas, demostrada por la drástica disminución de las enfermedades que previenen, hace que se caiga en la paradoja de pensar que ya no son necesarias. Según el Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa de AEPap, esto explicaría la disminución de coberturas vacunales en algunas sociedades desarrolladas, donde el acceso a las vacunas está garantizado para la mayoría de la población, pero no se tiene conciencia del riesgo que implica no disponer de ellas. Y nada más lejos de la realidad: cuando disminuyen las tasas de cobertura vacunal, las enfermedades infecciosas que prevenían han vuelto a emerger.
La pandemia COVID-19 ha demostrado, también a la población general y no sólo a los sanitarios, cuáles pueden ser el comportamiento y las consecuencias de una enfermedad infecciosa para la que no se dispone de tratamiento eficaz ni de vacuna.
Todos los fármacos y buena parte de los procedimientos sanitarios diagnósticos y terapéuticos tienen riesgos. Pero cuando se autoriza su comercialización es porque los beneficios superan a los riesgos. Y ello es especialmente cierto en el caso de las vacunas por el elevado número de dosis administradas y el estricto seguimiento e investigación de los eventos postcomercialización.
2.Disminución de coberturas vacunales
Durante el año 2020 y por efecto de la pandemia hay datos acerca de una disminución importante de las coberturas vacunales. La epidemia del SARS-Cov-2 ha interrumpido algunos calendarios vacunales, con el consiguiente retraso en la administración de las vacunas y el riesgo de que algunos hayan quedado incompletos. La disminución de la actividad presencial en los centros de salud, el miedo de la población a acudir a los centros sanitarios y la priorización de asistencia a los pacientes afectados por COVID-19 son causas que han podido influir en esta disminución, según la AEPap. En España las vacunas son apreciadas por la población y las coberturas vacunales son, en general, altas en comparación con otros países europeos. Sin embargo, según los últimos datos publicados por el Ministerio, los correspondientes a 2019, se detectan, en algunas comunidades autónomas y respecto a determinadas vacunas, cifras de coberturas llamativamente inferiores a la media nacional y por debajo del objetivo establecido para los diferentes programas de vacunación.
Estos datos han podido empeorar por la demora en la administración de vacunas a lo largo de 2020 y 2021 y podrían hacer posible la aparición de brotes de enfermedades inmunoprevenibles que son potencialmente erradicables y de las que sufrimos brotes periódicos a nivel europeo, no siendo España una excepción. Este es el caso del sarampión.
“En el momento actual creemos necesario concienciar a la población de la necesidad de completar los calendarios vacunales y solicitamos a las autoridades sanitarias una actualización y análisis urgente de los datos de cobertura de 2020, así como la puesta en marcha de una estrategia para el rescate de los pacientes que han visto interrumpidos sus calendarios y que continúan a día de hoy sin concluir”, señalan desde el Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa, que añaden: “Consideramos que la disponibilidad para todos los pacientes pediátricos de un equipo sanitario específico, pediatra y enfermera de pediatría, facilitaría la consecución de este objetivo”.
3.Vacunas COVID-19
En relación con la seguridad para la población infantil con las vacunas frente a la COVID-19 han surgido dudas relacionadas con la administración de vacunas a embarazadas y madres lactantes, al no estar éstas incluidas en los ensayos clínicos previos a la autorización de la vacuna. Respecto a este tema ya se dispone de pronunciamientos de diversas sociedades científicas, instituciones y estudios publicados, al menos respecto a las vacunas a partir de RNAm.
Hasta ahora y considerando los datos de morbi-mortalidad por COVID en los distintos grupos de edad, la vacunación de población pediátrica no se ha considerado prioritaria, dado que hay otros grupos de edad más afectados, un número limitado de dosis de vacunas disponibles y ausencia de ensayos clínicos en menores de 16 años. En función de la evolución de la pandemia y de los datos de seguridad y eficacia de la vacuna que aporten los ensayos en marcha pueden producirse cambios en la estrategia de inmunización.
Por todo esto, desde la AEPap, creen que, especialmente este año, tenemos motivos para celebrar la existencia de las vacunas, para informar a la población de los beneficios que aportan y para solicitar que las vacunas alcancen a todos. Hay algo peor que el miedo a las vacunas: el miedo a no tenerlas, las vacunas salvan vidas, las vacunas nos acercan. #Vacúnate