El cáncer de páncreas está en aumento, y en menos de una década puede convertirse en la segunda causa de muerte por cáncer a escala global. Una razón es que no se sabe cómo detectarlo precozmente, y por tanto suele diagnosticarse cuando la enfermedad está ya en fases avanzadas. La oncología busca “entender qué precede al cáncer de páncreas, para tratar de prevenirlo o diagnosticarlo en fases muy tempranas”, dice Francisco X. Real, jefe del Grupo de Carcinogénesis Epitelial del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Junto a su equipo presenta ahora un hallazgo que podría ayudar a identificar grupos de riesgo de cáncer de páncreas, es decir, personas sobre las que concentrar los esfuerzos de prevención y detección precoz y entender cómo hacerlo. El estudio se publica en la revista GUT.

Presente en el 17% de la población
En concreto, el grupo del CNIO ha identificado un nuevo mecanismo que podría contribuir a explicar cómo una variante genética en el gen que codifica el quimiotripsinógeno 2, CTRB2, aumenta el riesgo de desarrollar el tumor.
Esta variante está presente en el 17% de la población, y el aumento de riesgo que confiere por sí misma no es alto. Pero el incremento sí podría ser importante si la mutación se combina con otros factores, como el tabaquismo, la obesidad, el consumo de alcohol o la diabetes, de los que ya se sabe que pueden promover el cáncer de páncreas (como la gran mayoría de los tumores, el de páncreas está causado por una combinación de factores ambientales y hereditarios).
“Cuando esta variante genética aparece junto con otros factores, como diabetes o pancreatitis, o con otras variantes genéticas, el riesgo sí podría aumentar”, explica. Real. “Esto nos permite identificar a una población con alto riesgo sobre la que se podrían desarrollar estrategias de prevención”.
En el cáncer de páncreas no hay aún pruebas lo bastante específicas, sensibles y no invasivas como para hacer cribados a la población –por su localización en el cuerpo, es difícil acceder al páncreas–. De ahí la importancia de identificar grupos de alto riesgo.
Lesiones tempranas identificables en el páncreas
Esta mutación en el gen CTRB2 ya había sido identificada en trabajos previos del grupo del CNIO y otros colaboradores. El nuevo estudio, con las investigadoras Cristina Bodas e Irene Felipe como primeras autoras, confirma su papel causal.
El grupo creó un modelo animal en ratón con la misma mutación presente en humanos, y constató que altera de forma dramática aspectos fundamentales de cómo funcionan las células del páncreas. “El daño en el páncreas de los animales con la mutación podía apreciarse, empleando técnicas genómicas, en ratones muy jóvenes,”, dice Real.
Los autores, en colaboración con el Grupo de Epidemiología Genética y Molecular del CNIO, dirigido por Núria Malats, comprobaron entonces que el mismo fenómeno ocurría en humanos con la mutación: alteraciones en el páncreas antes de que se desarrollara el cáncer.
Tratamientos preventivos
Los próximos pasos del grupo del CNIO se centran en investigar cómo la nueva mutación en el gen CTRB2 colabora con otros factores asociados al cáncer de páncreas. No solo con patologías como la diabetes o la pancreatitis ya mencionadas, sino también con mutaciones en el gen KRAS, del que se sabe que está mutado en más del 90% de los casos de adenocarcinoma ductal pancreático (el subtipo más común de cáncer de páncreas).
El objetivo es identificar “una población con un riesgo mucho mayor de desarrollar la enfermedad, y para la que podremos plantear estrategias preventivas”, enfatiza Real.