(Madrid).- Un estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC), la principal publicación científica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), concluye que una mejor adhesión a la dieta mediterránea hipocalórica; es decir, aquella baja en calorías, reduce la presencia de factores de riesgo cardiovascular. El objetivo de la investigación fue determinar la asociación entre la adhesión a la dieta mediterránea hipocalórica y la prevalencia de hipertensión, diabetes mellitus, obesidad y dislipemia.
El estudio incluyó a 6.874 pacientes de 23 centros españoles entre octubre de 2013 y diciembre de 2016. Los participantes elegidos para la investigación fueron hombres de 55 a 75 años y mujeres de 60 a 75 años sin ninguna enfermedad cardiovascular previa pero sí con síndrome metabólico; es decir, con un grupo de afecciones que los pone en riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular.
En concreto, el 85,7% de los participantes eran hipertensos; el 73,5%, obesos; el 91,1%, dislipémicos y el 28,7% presentaba diabetes mellitus tipo 2.
La investigación asignó aleatoriamente a los pacientes a dos intervenciones: un grupo de intervención multifactorial para perder peso basado en una dieta mediterránea hipocalórica, el fomento de actividad física y apoyo conductual; y un grupo control al que se animaba a adherirse a una dieta mediterránea sin restricción de energía, que en el estudio PREDIMED-1 ya había demostrado eficacia en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Antes de la intervención, “la mayoría de los participantes, más del 90%, tenía al menos dos de estos factores de riesgo cardiovascular”, detalla el Dr. Miguel Ángel Martínez-González, jefe de grupo de CIBER-OBN y autor senior del estudio, quien añade “que el 66% tenía tres o más”.
En este punto, la SEC recuerda que tener un factor de riesgo (diabetes, hipertensión, sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso, obesidad y abuso de alcohol, entre otros) aumenta muy significativamente las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular, pero tener más de uno de esos factores multiplica exponencialmente estas probabilidades.
En el grupo de los que siguieron una dieta baja en calorías, “los más adherentes vieron reducir en un 3% la suma de al menos dos factores de riesgo cardiovascular y un 11% la suma de tres o más de estos factores”, indica el investigador.
Por otro lado, las variables que más se reducen cuando hay una alta adhesión a una dieta mediterránea hipocalórica son el índice de masa corporal (IMC), el perímetro abdominal y los triglicéridos.
La investigación también pone de manifiesto diferencias entre hombres y mujeres. Tal y como explica el Dr. Martínez-González, “sabemos que en las mujeres, el seguir mejor la dieta mediterránea baja en calorías se asocia significativamente a menor carga de factores de riesgo cardiovascular; es decir, a menor probabilidad de tener simultáneamente tres o más de los factores estudiados”. Esto es algo que no ocurre en los hombres.
Los resultados finales de la investigación, que incluirán también una comparación entre el grupo de intervención y el grupo de control, estarán disponibles en el año 2022. Por el momento, el investigador destaca que “es la primera vez en el mundo que se hace un ensayo tan ambicioso, que incluye no solo los efectos de la dieta hipocalórica, sino también el ejercicio físico y la pérdida de peso”.
¿Qué es la dieta mediterránea hipocalórica?
La dieta mediterránea hipocalórica que siguieron los participantes en el estudio consistía en:
- Uso exclusivo de aceite de oliva virgen extra para cocinar, aliñar las ensaladas y en el pan.
- Consumo de tres o más piezas de fruta al día.
- Consumo de dos o más raciones de verduras y hortalizas al día, una de ellas en ensalada.
- Reducir a una ración diaria o menos el pan blanco.
- Consumir cinco raciones o más por semana repartidas entre pan integral, arroz integral y pasta integral.
- Reducir a una ración semanal o menos la carne roja, hamburguesas y productos cárnicos procesados.
- Reducir a menos de una ración semanal la mantequilla, margarina o nata.
- Beber menos de una bebida azucarada o zumo de futa azucarado a la semana.
- Consumir tres o más raciones de legumbres por semana.
- Consumir tres o más raciones semanales de pescado o marisco.
- Consumir tres o más raciones de frutos secos a la semana.
- Consumo preferente de pollo, pavo o conejo en lugar de ternera, cerdo, cordero, hamburguesas o salchichas.
- Consumo de dos o más veces por semana de sofrito.
- No añadir azúcar a las bebidas como té o café.
- Reducir a menos de tres veces por semana las raciones de pasta no integral o arroz blanco.
- Beber 2 o 3 vasos de vino al día en hombres, y uno o dos en mujeres.