Proponen para el premio Princesa de Asturias al hombre que corre maratones junto a su hijo

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  • José Manuel Roas corre junto a Pablo, que sufre parálisis cerebral y juntos han recorrido 6 maratones por todo el mundo desde principio a fin
  • 96. 000 firmas recogidas para que sean candidatos al Premio Princesa de Asturias

José Manuel Roas y su hijo llevan seis maratones corriendo juntos. Para Pablo, afectado por una parálisis cerebral, no hay nada con lo que se lo pase mejor según cuenta su padre. Desde Sevilla a Nueva York, José Manuel sigue recorriendo  Kilómetros para buscar esa sonrisa que ilumina a Pablo, sin más objetivos. Además de reforzar los lazos familiares con las carreras y la autoestima de su hijo.

Esta historia no ha pasado desapercibida para un profesor asturiano que ha iniciado una campaña en Change.org para que ambos sean candidatos al premio Princesa de Asturias y que ya está siendo todo un éxito, ya que en dos semanas se han recogido más de 96.000 firmas.

“Si hay una heroína, es mi mujer”

Sin embargo, José Manuel no se siente ningún héroe, como afirma en una entrevista de Sergio Ávila para el ABC: “Si hay una heroína en esta historia es mi mujer. Cuando me preguntan qué es lo que más me preocupa del maratón, siempre digo que llegar a la salida, porque hay que levantar a Pablo, asearlo, darle de desayunar, vestirlo, meterlo en el coche y llevarlo hasta la línea. A partir de ahí, disfrutamos. ¿Los calambres? Al lado de lo que le cuento, son tonterías.”

Así, el padre insiste en el carácter familiar de la acción: “La heroína es su madre, que está detrás de todo y nadie la ve. Yo soy más visible, pero esto es una historia mucho más familiar. Somos eso, una familia. Pablo es el cuarto de cinco hermanos, el mayor tiene 25, pero luego hay una más pequeña que él. Por eso, cuando me plantean eso, que si soy un héroe, digo que somos un padre y un hijo, una familia que cuando él nació se quedó en estado de shock. En el hospital se nos tambaleó toda la vida por un hijo que se estaba muriendo y sabías que no había salidas: podía morirse y, en caso de vivir, nos cambiaría la vida totalmente. A mí, le aseguro, Pablo me ha reforzado en mi fe»

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