(Madrid).- La pandemia de COVID-19 se ha traducido en un largo periodo de incertidumbre, tanto por la salud como por la situación económica y social, y en una serie de limitaciones que afectan al ocio y al esparcimiento. Cada vez más voces llaman la atención al respecto de las consecuencias que puede tener todo esto para la salud mental de la población. Una preocupación que es compartida por el grueso de la sociedad, que muy mayoritariamente teme que la situación puede tener consecuencias a nivel psicológico para un amplio número de personas.
Así lo pone de manifiesto la última pregunta IMOP-BERBÉS, realizada por IMOP Insights y BERBÉS a mediados de febrero y que en esa ocasión se ha centrado cómo han impactado la epidemia de coronavirus SARS-CoV-2 en el bienestar psicológico y emocional de los españoles. Un 73% de los encuestados considera que la situación pone en riesgo el bienestar psicológico de la mayoría y puede tener consecuencias graves a nivel social. En el otro extremo, un 21% piensa que la situación quizá pueda tener consecuencias graves para ciertos perfiles especialmente sensibles, pero cree que para la mayoría no tendrá consecuencias o estas serán leves.
Cuando se pregunta directamente a los entrevistados si a nivel personal su bienestar psicológico se ha visto perjudicado por la pandemia y las medidas para contenerla, estos datos siguen siendo llamativos. Un 51% de la población responde que su estabilidad mental se ha deteriorado “mucho” o “bastante” (un 34,8% de los hombres y un 57% de las mujeres responden así). En concreto, un 18% de los encuestados declara haberse visto muy afectado y un 33% indica que la situación ha impactado bastante en su estado anímico.
Por el contrario, un 32,4% afirma que la situación le ha afectado “poco” mentalmente –33,9% hombres y 31% mujeres– y un 14,6% declara no verse “nada” afectado –18,8% hombres y 10,6% mujeres–.
Entre las situaciones derivadas de la COVID-19, la que parece impactar de forma más directa sobre el bienestar psicológico de los entrevistados, según se desprende de la encuesta es la angustia por el estado de salud o por el fallecimiento de personas cercanas, asunto que menciona un 66,7%. A continuación, las situaciones que más interfieren en el equilibrio de los entrevistados son la angustia por la situación económica general (51,9%) y la falta de opciones de esparcimiento o ‘válvulas de escape’: ocio, viajes, situaciones sociales con amigos (46%).
La soledad y el aislamiento debidos al confinamiento y a la reducción de la interacción social es mencionada por un 33,7% de los entrevistados, mientras que la preocupación por la propia salud es mencionada como causa de deterioro del estado anímico por un 24,4% de los encuestados. Un porcentaje similar menciona la situación económica particular como razón de su malestar psicológico.
Por grupos de edad, son las personas de entre 14 y 24 años los que más mencionan la ausencia de válvulas de escape como causa de su peor estado de ánimo (61,9%), mientras que los de 25 a 34 años son los que se manifiestan más preocupados por su situación económica particular (39,5%). Este último grupo es el que se manifiesta más preocupado por la salud de sus seres queridos (80%), mientras que son las personas de más de 65 años las que declaran en mayor medida la propia salud como una de las preocupaciones principales en relación con la situación (un tercio de las mismas).