- Dos tercios de la población de entre 25 y 29 años en España, es decir un 66%, estaban empleados en el tercer trimestre de 2017, un porcentaje inferior al de antes de la crisis (79% en el mismo trimestre de 2007), pero superior al registrado en el mismo periodo de 2013 (60%)
El porcentaje de jóvenes de 25 a 29 años con empleo aumenta seis puntos desde 2013, según el último ‘Focus on Spanish Society’, editado por Funcas, aunque los datos muestran una clara tendencia al alza desde 2016, aún distan de la media europea y de los registros de países como Francia y Alemania.
Un factor determinante de cara a encontrar empleo en España es la educación. Así, la educación terciaria implica una clara ventaja, donde la tasa de jóvenes (25-29 años) con título universitario empleados es cerca de ocho puntos más elevada que la de quienes han completado la enseñanza Secundaria superior o han optado por la Formación Profesional, y 13 puntos más alta que la de aquellos que se han quedado en educación Secundaria inferior.
En países como Francia y Alemania se observa una pauta similar en este sentido. Sin embargo las diferencias mas significativas respecto a los jóvenes europeos empleados de 25 a 29 años, radican en dónde viven. Así, mientras en los países nórdicos menos del 10% de los jóvenes de esta edad viven en casa de sus padres, en el sur de Europa, más del 60% reside con sus progenitores. Europa central se encuentra en un término medio.
Por sexos, en todos los Estados analizados, es mayor el número de mujeres emancipadas que el de hombres, con un ‘gap’ especialmente significativo en Alemania y Francia. En España, en torno a una de cada dos (53%) de las mujeres de entre 25 y 29 años vive con sus padres, mientras que entre los varones ese porcentaje alcanza el 68%.
Finalmente, el informe aporta datos demoscópicos sobre las expectativas de ahorro de la población, destacando el mayor optimismo entre los jóvenes respecto a las personas de más edad. Las expectativas de ahorro parecen guardar una correlación negativa con la edad: cuanto mayores son los encuestados, menos optimistas respecto a su capacidad de ahorro.