(Bruselas).- Mejorar la formación en dolor de los profesionales sanitarios, pacientes y público en general, invertir en investigación sobre el dolor tanto en el ámbito nacional como europeo, mejorar las condiciones de empleabilidad de las personas con dolor crónico, así como desarrollar mejores indicadores de calidad sanitaria para medir el impacto de esta enfermedad, son las prioridades de la Declaración Conjunta presentada en el Simposio Impacto Social del Dolor (SIP por su siglas en inglés) celebrado en Bruselas.
Durante este simposio cientos de asociaciones vinculadas al dolor crónico han presentado esta Declaración a los responsables políticos europeos sobre cómo mejorar la investigación y la formación en dolor, así como la productividad y la empleabilidad de las personas con dolor crónico en la UE.
Más investigación en dolor
“Actualmente, la financiación para la investigación en dolor es inconsistente en la Unión Europea y sus Estados Miembros”, ha señalado Joop van Griensven, presidente de Pain Alliance Europe, la organización que representa a los pacientes con dolor crónico en la UE. “Estos niveles de financiación en la investigación en dolor no reflejan la enorme carga de aquellos que viven con esta enfermedad. Necesitamos incrementar la financiación y una estrategia coherente de investigación en dolor si queremos que llegue a los pacientes”, ha añadido.
Asimismo, otro de los temas que centraron la reunión de este año ha sido la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha clasificado recientemente el “dolor crónico primario”, no como un síntoma de otra enfermedad, sino como una enfermedad en sí misma.
Uno de cada cinco europeos vive con dolor crónico. El dolor crónico es el causante de casi el 50% de todo el absentismo laboral y del 60% de la incapacidad laboral permanente. Se estima que el coste sanitario de los desórdenes del dolor crónico en los Estados Miembros de la UE, varía entre el 2% y el 3% del PIB de la UE.
“La clasificación CIE es un fantástico primer paso para medir la carga de esta enfermedad de una manera sistemática, y abrirá muchas nuevas áreas de investigación” ha señalado la Prof. Brona Fullen, presidenta electa de la Federación Europea del Dolor EFIC®. “Lo que necesitamos ahora es que las instituciones europeas y los estados miembros pasen a la acción y realicen una inversión apropiada en la investigación en dolor para cubrir urgentemente la falta de datos para entender el impacto social que lo rodea”, ha concluido.
Impacto del dolor en el ámbito laboral
Mejorar las condiciones de empleabilidad de las personas con dolor crónico es otro de los pilares de esta Declaración. A este respecto, van Griensven, ha afirmado que «la capacidad de contribuir a la sociedad a través del trabajo es importante para la autoestima e identidad de muchos pacientes». Por eso, una combinación de entornos de trabajo más flexibles y una mejora en la atención a las personas con dolor crónico, puede desbloquear un mundo lleno de potencial para los pacientes y la economía».
Según un estudio anual realizado en 2018 por la Pain Alliance Europe, hasta el 50% de las personas que viven con dolor crónico no pueden realizar su trabajo. Y es por eso que la Prof. Fullen ha instado a los responsables políticos de la UE, “a que trabajen con los Estados Miembros para promover políticas que entiendan la vinculación entre el dolor y la empleabilidad, y promuevan una mejor reintegración laboral”.
Importancia de la formación para profesionales, pacientes y público en general
“Hasta que abordemos la brecha de conocimiento sobre el dolor crónico entre los profesionales sanitarios y generemos más conciencia sobre su correcto abordaje, continuaremos dejando atrás a millones de personas que sufren”, ha destacado la Prof. Fullen, Y ha añadido: “Todos los profesionales sanitarios requieren formación específica en dolor, ya que a menudo esto se descuida en la educación básica y de pregrado. Es importante destacar que esta formación ha de considerar el dolor desde una perspectiva multidisciplinar, teniendo en cuenta a todos los profesionales sanitarios y su papel en el abordaje del dolor”.
Actualmente, solo el 22% de las facultades de Medicina de la UE ofrecen un módulo dedicado a fármacos para el dolor, aunque los números varían entre los Estados Miembros. Este vacío en la formación puede tener unos efectos devastadores en la atención de los pacientes, los sistemas sanitarios y la economía.
“Se necesita urgentemente más formación sobre dolor para garantizar que los pacientes reciban la atención adecuada. El tratamiento del dolor crónico requiere comprender la experiencia del paciente, no solo tratar la enfermedad, sino ver al paciente como una persona integral que tiene familia, un trabajo, aficiones, etc.”, ha destacado van Griensven.
Dolor como indicador sanitario
La importancia de identificar y desarrollar mejores indicadores de calidad sanitaria para medir el impacto del dolor la destacó el doctor César Margarit, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital General de Alicante y representante de la Plataforma SIP España. Durante su ponencia, el doctor Margarit presentó las recomendaciones descritas en el marco de la Plataforma de SIP España que señalaban la necesidad de identificar indicadores propios que midan el dolor. En este sentido, compartió tres experiencias en nuestro país que abordan este problema: la selección de indicadores de dolor agudo hospitalario, destacando la importancia de hacer a continuación un ejercicio similar en el área del dolor crónico, los Premios Best Practice otorgados por el Ministerio de Sanidad y la oportunidad de incluir dentro de la estrategia nacional de cáncer indicadores para el dolor oncológico.