(Madrid).- La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) han unido fuerzas para conmemorar el Día de la lucha contra la obesidad con el lema ‘Stop discriminación, la obesidad también es una enfermedad’. Según la Dra. Irene Bretón, presidenta de la SEEN, “a pesar de que es una enfermedad crónica reconocida, no siempre recibe la atención que merece. Cualquier condición clínica se complica por la obesidad, pero, aunque se cree que no hay nada que hacer, tratándola mejoran muchos problemas”.
“Existe un cierto nihilismo, pero hay que mirar a la obesidad a la cara. El tratamiento no es fácil y requiere controlar muchos factores, es una tarea de todos. Sin los tratamientos adecuados las complicaciones son muy significativas: aumento de la mortalidad, mayor riesgo de padecer otras enfermedades, alteración de la calidad de vida y un importante gasto sanitario”, destaca la Dra. Bretón. La presidenta de la SEEN añade que, en ocasiones, “parte de la ciudadanía lo considera un problema meramente estético porque, quizá, no está bien informada acerca de que otros problemas secundarios que padece derivan de esta enfermedad principal”.
No reconocerla ni diagnosticarla como enfermedad produce un retraso en la consulta sobre el exceso de peso por parte del paciente que se estima en 6 años de media, según ha mostrado el estudio ACTION-IO. Este retraso en la consulta se debe al gran estigma de sufre esta enfermedad que culpabiliza al paciente por tener malos hábitos alimentarios y ser responsable de su enfermedad simplificando su compleja y multifactorial etiología. Según este estudio, hasta un 81% de los propios pacientes consideran que la pérdida de peso es su responsabilidad y por eso demoran la consulta.
Para aquellas personas que ya padecen de obesidad, resulta clave “reconocer que tienen una enfermedad crónica y que, por lo tanto, deben consultar a un profesional de la salud para que éste actúe como ante cualquier enfermedad crónica evaluándola y ofreciendo las diferentes estrategias en el tratamiento disponibles”, sostiene la Dra. Nuria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la SEEN.
Estos retrasos favorecen la aparición de patologías asociadas como la hipertensión arterial (HTA), la diabetes mellitus (DM), dislipemia, el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), etc., haciendo la enfermedad cada vez más compleja.
Desde Atención Primaria también perciben que la obesidad está discriminada como enfermedad. Blanca Dahl, miembro del Grupo de Trabajo de Nutrición de SEMERGEN, afirma que uno de los problemas es que: “Los pacientes al inicio de la enfermedad no se encuentran limitados en su vida diaria, por lo que no entienden que las complicaciones y comorbilidades vienen a largo plazo”. Además, explica la doctora que, a pesar de la educación para la salud que se realiza en centros de salud y colegios, abordada desde Enfermería, Pediatría y medicina de adultos, y de los protocolos existentes para realizar el seguimiento de los pacientes y apoyarles en su enfermedad, “en muchos casos no acuden a las revisiones, lo que dificulta más su evolución”.
La importante labor de la prevención
Los expertos consideran elementos fundamentales en la prevención: mantener una dieta equilibrada, realizar una actividad física regular, comer con moderación controlando el tamaño de las raciones, consumir 5 raciones de fruta y verdura todos los días, limitar la comida rápida y precocinada, así como los fritos y rebozados, y moderar el consumo de azúcar blanco, los alimentos y bebidas azucaradas, entre otros. Sin embargo, hay que profundizar en las barreras que llevan a las personas con obesidad a no poder seguir estas recomendaciones o hacerlo sin éxito. Es importante tener en cuenta los múltiples factores implicados en esta patología tanto personales, como psicológicos, sociales, económicos, factores estresores o problemas del sueño, etc., entre otros, que pueden estar predisponiendo a la obesidad y que tienen que ser abordados. Sin olvidar el papel tan importante y clave de la industria alimentaria, la legislación o el urbanismo, que promueven un ambiente obesogénico y el sedentarismo.
“La educación desde la infancia en los hábitos de vida saludables es muy importante, del mismo modo que la concienciación de que es una enfermedad en la población general. También es necesario dar a los pacientes con obesidad la oportunidad de controlar su enfermedad con fármacos al igual que en otras enfermedades crónicas”, declara la Dra. Susana Monereo, secretaria de la SEEDO.
En este sentido, la Dra. Vilarrasa añade: “Disponemos de fármacos que pueden ayudarnos junto con la dieta a perder peso sin embargos éstos no están financiados por el Sistema Nacional de Salud, de manera que su uso se encuentra limitado por las condiciones económicas del paciente. Teniendo en cuenta que esta enfermedad afecta a todos los estratos sociales, pero sobre todo a los económicamente más precarios, este aspecto ejerce un gran impacto discriminativo frente a otras enfermedades crónicas”.
Los expertos señalan que tampoco hay que olvidar que en algunos casos de escasa respuesta a las anteriores estrategias, se puede contemplar la cirugía bariátrica; y añaden que para este tipo de intervenciones también existen largas listas de espera que pueden alcanzar hasta los 5 años, lo que contribuye al deterioro en la calidad y expectativa de vida de etas personas. En la misma línea, la Dra. Bretón hace hincapié en que “la cirugía bariátrica es coste-efectiva y gran parte de los problemas asociados a la obesidad son reversibles”.
Sólo a través de la formación del profesional sanitario, así como de las personas con obesidad y la sociedad en general implicando también a las autoridades sanitarias se podrá acabar con los estigmas de esta enfermedad y contribuir a impulsar nuevas estrategias para frenar su crecimiento.
La obesidad en España
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la obesidad como una epidemia mundial a causa de la cual mueren cada año 2,8 millones de personas. En nuestro país ya afecta al 20 por ciento de la población. El organismo apunta a que se trata de un problema que ha ido evolucionando, pasando de estar confinado a los países ricos para ser prevalente también en los países de ingresos bajos y medianos.
“Parece que el crecimiento de la obesidad se ha ralentizado, respecto al de la década anterior, aun así, sigue creciendo, aunque sea más lentamente. Los factores pueden ser de distinta índole. Probablemente el nivel educativo y socioeconómico sean los más influyentes”, afirma la Dra. Monereo. A pesar de esto, las tres sociedades científicas recuerdan que la OMS hace un llamamiento a los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, así como a la sociedad civil, para que se involucren en la prevención de la patología.