Las políticas de mitigación para los bosques europeos requieren un enfoque sostenible a largo plazo, que supere el marco actual centrado en la monetización de carbono a corto plazo. Un nuevo informe publicado por el Instituto Forestal Europeo (EFI) con investigadores del CSIC detalla las prácticas forestales que optimizan la provisión de servicios a largo plazo – incluyendo la regulación climática mediante la captura y almacenamiento de carbono- maximizando el potencial climático de los bosques europeos y minimizando el riesgo de incendios forestales. 

Presentado el pasado 16 de octubre en el evento ThinkForest de EFI a los miembros del Parlamento Europeo, la Comisión Europea y los ministerios nacionales de todo el continente, el informe Cultivo de carbono en el sector forestal europeo muestra cómo los bosques de la UE, que cubren el 40% del continente, pueden aumentar su capacidad como sumideros de carbono a largo plazo y contribuir a los objetivos de neutralidad climática de la UE para 2050.

Cuadro de la exposición de Ana Rey en el Real Jardín Botánico. / Ana Rey

Un factor clave es abandonar las prácticas de ganancias de carbono a corto plazo. Dado que casi la mitad de los bosques de Europa son de propiedad privada, es necesario incentivar mejor a los propietarios de bosques para que prioricen su gestión a largo plazo. La introducción de un sistema de créditos de carbono renovables anualmente –que tienen en cuenta la naturaleza temporal del almacenamiento de carbono en los ecosistemas naturales y se vuelven a medir cada año– podría proporcionar a los propietarios el capital para alejarse de prácticas que generan ganancias financieras rápidas para las empresas, pero degradan el medio ambiente, generando plantaciones que al carecer una planificación y gestión adecuada a largo plazo generan impactos negativos para la biodiversidad y el territorio, por ejemplo incrementando el riesgo de incendios.

Los créditos de carbono temporales buscan abordar el problema que a veces enfrentan las soluciones basadas en la naturaleza, en el sentido de que su almacenamiento de carbono no es permanente, ofreciendo créditos de carbono renovables por un año de almacenamiento de carbono. En lugar de pagos únicos por adelantado, la flexibilidad y recurrencia de los créditos de carbono temporales garantiza que el crédito represente con precisión la cantidad de carbono secuestrado, aumentando la confianza y la transparencia entre los compradores del mercado de carbono.

El informe también sugiere que los créditos temporales de carbono deberían utilizarse como una contribución financiera a la acción climática en lugar de como una medida de compensación. El informe recomienda la expansión del seguimiento geoespacial y la verificación de terceros para garantizar que los créditos de carbono generados por proyectos de cultivo de carbono reflejen genuinamente sus beneficios climáticos.

El informe indica que reforestar y gestionar los bosques es el método más eficaz para generar ecosistemas resilientes frente a riesgos climáticos como las sequías extremas; y por tanto para garantizar una captura de carbono y almacenamiento sostenidos a lo largo del tiempo. La diversificación especies y genotipos, la ampliación de turnos de corta, los aprovechamientos silvopascícolas, como las dehesas- y la conservación de humedales también se consideran métodos importantes para revertir los efectos de las prácticas insostenibles de uso de la tierra, que han degradado más del 60-70% de los suelos europeos.

Según Ana Rey, investigadora del Museo de Ciencias Naturales del CSIC (MNCN-CSIC) y co-coordinadora del estudio: “Los bosques son la mejor tecnología natural de eliminación de CO2 que tenemos a nuestra disposición, pero están cada vez más amenazados por incendios forestales y eventos climáticos extremos. Ante la amenaza del cambio climático la prioridad debería ser garantizar el potencial de los bosques como reservorio de biodiversidad, regulación del ciclo hidrológico y calidad del aire entre otras funciones”.

Además, estas prácticas dependen del contexto histórico y social de cada región señala Miguel Angel de Zavala, catedrático de Ecología de la Universidad de Alcalá y coautor del estudio: Por ejemplo, en España montes tradicionalmente utilizados para el carboneo como los montes bajos, o plantaciones de pinos muy densas que han sido abandonadas. son muy vulnerables a la sequía y a los incendios. Incentivar el tratamiento de estas masas que puede contribuir más a captura de carbono a largo plazo que nuevas plantaciones que menudo enmascaran iniciativas de greenwashing. “Una política de mitigación a largo plazo basada en la gestión forestal es por tanto necesaria para consolidar la captura de carbono y además para reactivar la economía de muchas zonas rurales de España en donde la actividad forestal ha decaído ostensiblemente con el éxodo rural”.

Para que la UE libere todo el potencial de sus bosques para secuestrar carbono y mitigar los riesgos climáticos, el informe insta a los responsables políticos a revisar los marcos para medidas eficaces de mitigación. Si bien la UE promueve el uso de madera para la construcción y el uso de biomasa para la energía a través de su estrategia de bioeconomía, estos objetivos deben estar alineados con las medidas de adaptación y políticas de conservación de la biodiversidad. Asimismo, la recientemente aprobada Ley de la Restauración de la Naturaleza prioriza metas concretas de mitigación. Alinear estas políticas en torno a una planificación forestal para cada territorio es clave para garantizar la resiliencia frente a las amenazas climáticas y el camino más eficaz para alcanzar la neutralidad climática en 2050.

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