- Plantarle cara al frío consumiendo energía de forma responsable para ahorrar en la factura, es posible con las mantas adecuadas, alfombras, algo de cinta aislante y otro montón de buenos consejos
El temporal de nieve y frío que azota España durante estos días, convierte nuestros hogares en el mejor de los refugios. Por eso es normal querer que la temperatura dentro de nuestra casa sea agradable, pero seguro que no queremos llevarnos un susto al recibir la factura a final de mes.
La calefacción puede parecer una opción segura, pero si la tenemos encendida todo el día puede suponer un gasto económico enorme además de un gasto energético innecesario. Según un informe del Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), encender la estufa o el brasero eléctrico supone el 46% del consumo energético de los hogares españoles. Por suerte hay algunos trucos que te ayudarán a mantener tu casa caliente sin gastar más de la cuenta en calefacción.
20 grados, temperatura ideal
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) la temperatura ideal a la que tenemos que poner la calefacción para no pasar frío y no derrochar dinero es de 20º. Por cada grado de más, el gasto aumenta en un 7%.
Apagar la calefacción cuando sea necesario
Muchas personas creen que apagar y encender la calefacción acarrea un mayor consumo de energía, pero no es cierto. Aunque es preciso un pico de calor para alcanzar de nuevo la temperatura adecuada, merece la pena apagar la calefacción si no estamos en la vivienda o por la noche, cuando estamos cubiertos de edredones y mantas.
Si hace demasiado frío puedes dejar la calefacción encendida por la noche, pero al menos baja la temperatura. Si se limita la temperatura a 16º entre las diez de la noche y las seis de la mañana, se puede recortar en torno a un 13% el consumo anual de combustible.
Ventilar, pero sin pasarse
Solo necesita cinco minutos para ventilar la vivienda al completo, diez si sus ventanas son pequeñas. No lo haga en momentos muy fríos y busque la incidencia del sol. Por la mañana, tras despertarse, es la mejor opción.
Mantener las puertas cerradas
Zonificar el calor es fundamental, pues evita que el frío se disperse por la vivienda. El hábito de cerrar puertas de estancias en las que no estamos, genera pequeños aportes de calor en las que sí estamos, proporcionando más confort en casa.
No dar la espalda al sol
Lo ideal es que en el momento en que el sol incida sobre la vivienda se tengan todos los huecos cerrados, pero sin ningún tipo de obstáculo que impida que entre la luz al interior, tales como persianas o cortinas. No abra las ventanas, pues se irá el calor que, poco a poco, la vivienda ha ido acumulando. En cambio, cuando el sol se pone, el proceso es a la inversa: cierre las cortinas y persianas para evitar que el calor fruto de la radiación infrarroja (procedente del sol) se esfume.
Cubrir los muros
Aunque se pierde más calor a través de las ventanas, los muros exteriores también se enfrían y hacen que nuestra casa pierda calor. Las paredes de nuestra casa que dan a la calle suelen estar 3 o 4 grados más frías que el interior de la casa. Si estos muros están desnudos, perderemos mucha más energía. Lo ideal es cubrir las paredes con cuadros, posters o, mucho mejor, una buena librería. ¿Por qué crees que las paredes de los castillos medievales se cubrían con tapices?
Cinta adhesiva como aliada
Un remedio económico que puede encontrar en cualquier ferretería es la cinta adhesiva aislante, usada para tapar aquellas fisuras existentes en puertas, ventanas y rendijas varias, con el fin de evitar la circulación de aire de una estancia más cálida a otra más fría. Elude la sensación típica de que entra corriente pero no sabes por dónde.
Uso de colores oscuros
¿Ha notado alguna vez más calor de la cuenta vistiendo una blusa negra bajo la luz del sol? Esto se debe a que los colores y la temperatura están relacionados: cuanto más oscuro es un objeto, más calor absorbe. El negro capta el 98% del calor que le llega, seguido del gris (90%) y verde oscuro (79%). Por supuesto, esta premisa también se aplica en el hogar. Esto es debido a que los colores blancos o claros absorben el sol, pero devuelven el espectro de luz, de manera que filtran poca energía. Hacerse con un silloncito oscuro para las hostiles tardes de invierno no es mala idea.
Uso de alfombras
“El suelo es el elemento constructivo que mayor pérdida energética posee. En invierno, está a una temperatura media de 10 o 12 grados, mientras que en verano asciende a 14 o 16”. El uso de las alfombras, nos ayudará a conservar la temperatura. Con todo, el suelo ideal para combatir el frío es el parqué o la moqueta, más confortables y calientes que los pavimentos de mármol.
La manta, indispensable
¿Hay algo más clásico en invierno que los días de peli y manta? Con el frío, tener una manta mientras se lee o se ve la televisión ayuda al confort térmico, especialmente las de pieles de animales porque son los aislantes más eficaces. Afortunadamente, existe otras alternativas muy efectiva, como la lana, capaz, en condiciones de frío y humedad, de generar calor debido a la aislación térmica que proporciona y a sus propiedades de absorción de hasta un 30% de su propio peso en vapor de agua, sin que transmita sensación de humedad. Otras opciones son la manta polar y la franela, compuestas de poliéster y algodón o fibras sintéticas, respectivamente.
Bolsa de agua caliente para la cama
Llena una bolsa de agua hirviendo y métela por debajo de la manta en la parte inferior de la cama. Tendrás los pies calentitos toda la noche.
Cuando hayas terminado de hornear algo, deja abierta la puerta del horno para que la cocina esté caliente
Cuando hayas terminado con el horno, apágalo y deja la puerta abierta. Ese maravilloso aire caliente se extenderá por toda la cocina, conviertiéndola en un lugar muy acogedor.