- Los residentes de último año de oncología compiten por equipos para completar una formación única en España, por la que ya han pasado un millar de profesionales y que este año celebra su XXI edición.
- “El objetivo es mostrar que la oncología de cada día no está toda en los libros”, asegura el Dr. José Ramón Germà, director del curso.
- El síndrome del “burnout”, cómo contribuir a la sostenibilidad del sistema y las voluntades anticipadas, entre los contenidos del curso.
(Barcelona).- En el quinto año de residencia, los MIR de Oncología están a punto de enfrentarse a la toma de decisiones diaria en casos complejos y a informar a las familias y a los pacientes con cáncer. Es el momento de “mostrar que la oncología de cada día no está toda en los libros”. Así lo explica el Dr. José Ramón Germà, director de Estrategia Clínica y Resultados Oncológicos del Institut Català de Oncología (ICO) y director del Curso R5 “En el umbral de la práctica oncológica”. Esta formación de tres días, que celebra en Seva (Barcelona) es una iniciativa de Pierre Fabre Oncology, que se lleva a cabo desde hace 21 dirigida a residentes de quinto año de oncología, con el aval científico de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
El curso, en el que este año se han inscrito 60 MIR de oncología de hospitales de toda España, está organizado como una “competición”. Los residentes participan en cuatro equipos (amarillo, verde, azul y rojo), cada uno con un tutor. Todos ellos deben contestar diferentes preguntas sobre casos clínicos inusuales y juzgar puntuando entre sí la calidad de las exposiciones en las controversias. Se trata de dar respuesta a preguntas a las que los oncólogos se enfrentan en su práctica diaria, como ¿Deben tratarse con quimioterapia+hormona los pacientes con cáncer de próstata metastásica de debut? O ¿Tratarías a un paciente con PS 3 y con una diana terapéutica clara? “Todos los equipos deben defender el ‘sí’ en dos controversias y el ‘no’ en otras dos”, señala el Dr. Germà.
El objetivo es crear “un programa distendido que extraiga lo mejor” de cada participante. Para diseñar este formato, el director del curso se basó en una experiencia de sus primeros cursos de Bachillerato: “Competíamos en dos bandos, los Romanos y los Cartagineses”, cuenta. En la competición entre oncólogos, los miembros del equipo ganador se llevan un “pequeño detalle”, pero la mayor gratificación para todos es “una buena maleta de nuevos conocimientos y un montón de amigos con quienes interactuar en su vida futura como adjuntos”, afirma.
Contenidos para mejorar y humanizar la Oncología.- Además de la competición por equipos, el curso, que se enmarca en el compromiso de Pierre Fabre con la formación en Medicina, cuenta con contenidos relevantes para quienes están a punto de convertirse en oncólogos. Entre ellos, una mesa “cuadrada” sobre el melanoma maligno. También una ponencia titulada “¿Debes implicarte en la sostenibilidad del Sistema Público de Salud?” La respuesta del Dr. Germà, autor de la conferencia, a esta pregunta es “un sí rotundo”. “Se trata de adquirir un espíritu crítico respecto a las diferentes indicaciones no sólo de los fármacos, sino de las pruebas diagnósticas y de seguimiento más adecuadas para cada paciente. Ese espíritu debe basarse en el beneficio clínico”, explica.
Además de estas ponencias, el curso cuenta con varias tertulias, sobre asuntos que también afectan a la práctica diaria de los oncólogos. La primera, bajo el título “Informar a la familia y recomendar hacer las voluntades anticipadas en la primera visita”, aborda un tema “espinoso y no suficientemente bien tratado durante toda la residencia”, explica el Dr. Germà, aunque es consciente de que “se trata de un problema de cultura”. Como catedrático de Oncología Médica de la Universitat de Barcelona, el director del curso considera que “la negación de la muerte debería ser combatida desde la misma infancia”, por ello intenta “introducir este concepto en los universitarios y futuros médicos”.
Cómo evitar el burnout o síndrome de “estar quemado” en el oncólogo es el tema de otra de las tertulias. El Dr. Germà señala que “la profesión médica es una de las más castigadas con el burnout. Algunas estadísticas muestran niveles del 30-40% en oncólogos de mediana edad”. Para evitarlo, “lo más importante es vivir en equilibrio”, asegura. Es decir, compatibilizar la tarea del oncólogo con “una vida extralaboral plena”. “Las aficiones, los viajes, la aventura, las relaciones sociales y de pareja no deben ser olvidadas a expensas de una dedicación excesiva en horas e intensidad laboral”, afirma.
Por este curso, que cuenta con la participación como profesores de una decena de oncólogos de siete centros de toda España, han pasado, en los últimos 20 años, alrededor de un millar de profesionales. A día de hoy, “algunos ya son jefes de Servicio en hospitales terciarios y comunitarios”, indica el director. Muchos de los ex alumnos ahora se han convertido en tutores del Curso R5 y otros piden volver “en cuanto sea posible”.